Pies de Loto
Los «Pies de Loto» es una costumbre del viejo milenio que por suerte ya se ha desvanecido casi totalmente en el pasado.
La mayoría de la gente sólo ha oído historias de esta práctica, ya que quedan muy pocas mujeres de pies vendados aún con vida. Aun así, existe un pueblo muy conocido donde viven muchas mujeres con pies vendados. En el pueblo Beijiao de la provincia de Fujian, hay más de 20 ancianas, la mayoría de alrededor de 80 años, que tienen pies de loto de siete cm y medio.
Según el Grupo de Prensa Shenzhen de China, el pueblo Beijiao, una aislada villa costera en el Pueblo Tailu de la ciudad Fuzhou, es el último pueblo de mujeres con pies vendados en Fujian y en toda China.
Imagen de Lin Fengfeng, con pie de loto de 7,5cm.
Para crearle a una mujer sus “pies de loto” se empezaba por vendarle firmemente los pies a los cuatro años de edad, doblándole hacia adentro los ochos dedos menores de ambos pies en forma de cuña y obligándola a caminar de esta forma tan antinatural. Se continuaba cambiando el vendaje cada cierto tiempo, hasta que los huesos se quebraban y los pies dejaban de crecer.
A ciencia cierta no se sabe cuál es el origen de esta horrible costumbre de vendar los pies e impedirles que crezcan que tuvieron los chinos durante siglos pero la leyenda dice que el emperador Li Yu se lo pidió a una bailarina para volver más erótico un baile sobre una plataforma con una flor de loto esculpida.
De allí que estos pies deformados se llamen Pies de Loto o pies dorados. La costumbre comenzó entre las bailarinas de la corte y después se extendió entre la nobleza y las clases altas en el siglo XVI en respuesta a los intentos de la dinastía manchú, de una etnia minoritaria en China, por prohibirlos.
El vendaje de los pies termina en 1911 y fue muy perseguido por el gobierno comunista pero en realidad ya había comenzado antes, con la influencia extranjera en las ciudades de la costa. 100 años de cultura e historia de la sexualidad, donde poco importaba el trauma si al final se conseguía la «hermosura».
En la actualidad ya no reducen los pies, pero fabrican calzado como este que por su forma nos lo recuerda, y no se que pensais, pero creo que muy cómodos no son.
¿Os atreveríais a utilizar unos? Yo soy una amante de los zapatos de tacón, pero creo que la comodidad no debe ir reñida con el confort.